miércoles, 24 de octubre de 2012




¿Quién eres tú para ti?

No te pregunto quien eres para los demás sino

¿Quién eres tú para ti mismo?

Supongo que si te pregunto acerca de ¿quién eres tú para los demás?, encontrarás con bastante facilidad una respuesta, sobre todo si concretamos aún más esta pregunta. Por ejemplo, si te preguntas ¿quién eres tú para tu pareja? ¿quién eres tú para cada uno de tus hijos? ¿quién eres tú para tu padre? ¿quién eres tú para tu madre? ¿quién eres tú para cada uno de tus hermanos? ¿quién eres tú para cada uno de tus amigos?; seguro que se te ocurre una respuesta para cada una de estas preguntas.

Pero, ¿tienes una respuesta a la pregunta de quién eres tú para ti?

Si no la tienes, pregúntate ¿por qué no la tengo? Probablemente estás viviendo hacia fuera mucho más que hacia adentro; es decir tu preocupación de vida, incluso del sentido de tu vida, está en manos de los demás y no en la tuya.

Entonces, ¿qué vida estás viviendo? ¿La tuya o la que los demás esperan de ti?

En este último caso, pregúntate acerca de ¿cuántas vidas estás viviendo? ¿Una para tu pareja; otra para tu padre y otra para tu madre; otra para tus hijos; otra para tus hermanos y otra para tus amigos? Estaremos de acuerdo en señalar que cada uno de ellos espera de ti algo distinto por lo que es evidente que tú no puedes contentarlos a todos, y por la misma razón, tampoco estás contentando a ninguno de ellos en particular.

Pero lo peor no es esto. Lo peor es que, al estar viviendo las vidas que los demás esperan de ti, la única vida que no vives es la tuya, y sin vivir la tuya no hay vida. Hay escenario, teatro, personajes, tipos de trama, escenas que no pueden ser auténticas y, al final se va el público y cuando te quedas sólo, finalizada tu actuación, no hay otra cosa que un gran vacío.

Es el vacío de tu alma que siempre está ahí, esperando que un día te acuerdes de ella para mostrarte tu auténtico poder.

Tu alma es tu esencia, es decir tu "auténtico yo". Es el único lugar en el que eres tú mismo, con absoluta independencia respecto de los demás, y curiosamente mientras por primera vez alcanzas esa independencia, experimentas también por primera vez tu unión con todo: no solo con todos los demás sino también con todo lo creado, con la naturaleza entera, porque la misma divinidad que está en tu alma se halla en todo lo que te rodea, y por eso te sientes uno con todo el Universo.

Entonces dime una cosa: ¿cuántas vidas y cuántos personajes representas a diario? ¿Cómo te sientes al finalizar cada una de tus actuaciones? ¿Quién eres?¿Eres ese esposo(a) o amante; o este otro? ¿Eres ese padre o madre; o este otro? ¿Eres es hijo(a) o este otro? ¿Eres ese hermano(a) o este otro? ¿Eres ese amigo(a) o este otro?

¿Te has parado a pensar en la energía que derrochas a diario en cada una de tus actuaciones? ¿Cómo crees que la canalizas si tras tanto esfuerzo nunca estás satisfecho? ¿Qué pasaría si fueras fiel a ti mismo? ¿Qué pasaría si estuvieras en tu propia esencia? ¿Crees que si fueras tú mismo gastarías tanta energía? ¿Cómo crees que la canalizarías y aprovecharías si consiguieras ser tú mismo?

¿Cuál es tu verdadera naturaleza? ¿Qué es lo que fluye en ti sin ninguna resistencia? ¿Qué te levantaría todas las mañanas con una enorme sonrisa?

Quizá todas estas preguntas te ayuden a contestarte la pregunta de
¿Quién eres tú para ti?
Y te adelanto una cosa: cuando encuentres tu respuesta lo sabrás. Simplemente lo sabrás. Ya no habrá más dudas. Porque cuando estás en tu esencia eres tu propio director de orquesta dirigiendo toda la música que hay en ti, compuesta de todas las notas que componen el Universo; música que ha estado siempre dentro de ti, esperando tu batuta para ser tocada.

Tu música es tu esencia y siempre ha estado en tu interior provisto de la más absoluta paciencia, consciente de que debe esperar a ser descubierta por ti para ser tocada. Ella está ahí para ti pero tienes que mirar hacia adentro para encontrarla.

Descubrir tu esencia no tiene límite de edad. Ocurre cuando ocurre y esa magia, sigue siendo magia, aunque lo consigas con ochenta años de edad.

Pero, ¿para qué esperar?

Hazte la pregunta de ¿quién eres tú para ti?, y esta vez escucha tu propia respuesta
.
No olvides que Somos Uno.


No hay comentarios:

Publicar un comentario