domingo, 29 de marzo de 2015

Se que muchos no aceptan la vejez como un proceso natural y necesario. En este medio en que solemos vivir, muchos no aceptamos ese proceso natural en el ser humano y de hecho afecta también todo lo que existe físicamente. Muchas veces no tenemos tiempo de ver ese proceso en todas las cosas que existen, como son ciertos animales, vegetales e imposible en los minerales que también sufren transformaciones por el tiempo que llevan de existencia.
Pero no aceptemos la vejez con resignación, sino comprendamos que es una necesidad incuestionable, todo lo contrario sabemos que al marcar nuestros pasos en el camino que debemos recorrer, cada paso que demos sera un paso menos que vamos a dar, para reencontrarnos de nuevo con esa transformación y empezar de nuevo con otro cuerpo, en otro camino y con un nuevo aprendizaje.
Envejecer es una etapa de la vida y cada ser humano transitará un camino particular y único que le es propio. Lo bueno de ser viejo es disponer de aquella sabiduría que da el conocimiento y la experiencia, sumados a una gran fuerza espiritual, fórmula ideal para el logro de un ser superior sin importar la edad.
La vejez no es sinónimo de enfermedad ni de discapacidad, ni tiene connotación negativa. La vejez suele estar asociada a miedos y a desconocimientos, tanto para la persona que está transitando por la misma, como para su entorno. Será importante perder el miedo a la palabra vejez, amigarse con ella y así poder empezar a producir cambios. No es indispensable ser joven para vivir la vida y disfrutarla, será necesario mantener activo el deseo, independientemente de los años que se tenga. Es importante que el viejo y su entorno puedan disfrutar de esta etapa de la vida tan valiosa como todas las anteriores.
La vida me ha enseñado lo valioso que es un viejo y que la edad no se debe medir por los años que una persona tiene sino por la fuerza de espíritu que posee y así he conocido jóvenes de de ochenta años y verdaderos viejos de veinte; es por esta razón que no debemos estar prevenidos hacia la vejez porque no se trata de los años que tengamos sino como los sepamos vivir.
Es necesario recordar que, en todas las disciplinas de la vida, es la madurez la que mayores y más valiosos aportes ha entregado a la humanidad

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