martes, 25 de agosto de 2015




Se dice que cualquier “hombre” capaz de procrear es un padre, esté presente o no en la vida de su hijo. Si bien esto es técnicamente correcto, se necesita ser un verdadero hombre para ser papá.
No hay nada más insultante para un “hombre” que cree tener todo el derecho del mundo a ver al niño o niña que ha engendrado, pero a cuyo lado nunca estuvo. Porque ser HOMBRE es tener vergüenza, sentir vergüenza no burlarse ni engañar a una mujer, Un hombre es un ser digno, consiente y responsable de sus actos.
Cuando su hijo fue procreado, esa personita debe haberse convertido en lo más importante de su vida, y su prioridad habrá sido no romper jamás el voto de que siempre sería así.
Es por todo esto que ser PAPA, es una combinación extraña de razón y sentimiento.
Es aquel que sabe orientar y exigir, pero al mismo tiempo sabe amar.
Es aquel que al minuto de haber regañado con severidad, sonríe y guiña el ojo con ternura.
Es el que sabe decir no cuando es lo justo y sabe decir si cuando es lo conveniente.
Un papá zapatea duro cuando cumple su deber y anda de puntillas en la noche cobijando nalguitas y los cuerpecitos fríos.
Un buen papá es el que después de una dura jornada de trabajo, al llegar a casa abraza a sus hijos y se vuelve un niño jugando can ellos.
Un papá es aquel hombre que genera vida, que acompaña y da seguridad ofreciendo una mano firme.
Un papá es visto muchas veces duro y como un coco por fuera pero es tierno y dulce en su interior.
Un papá es un director de orquesta, es el constructor de un nido, es el maestro de la escuela de la vida.
Un papá es ante todo un hombre con corazón, que sabe señalar el horizonte con optimismo y confianza.
Un papá, un verdadero papá, tiene mucho de mamá, aunque tenga fortaleza de hombre inquebrantable.
Un papá es refugio seguro para el hijo que llora y sufre...un papá es aquel que sabe escuchar y alentar a los hijos en las derrotas de la vida.
A los papás se les dedica un día en el año, pero ellos dan todos los días para los suyos.
Son generosos por naturaleza, por voluntad y por amor.
Los papás, son arriesgados, decididos, comprometidos y tenaces.
La vida de los hijos transcurre felizmente a la sombra de un buen papá, como el amigo y confidente que refleja la ternura, la bondad y el amor de esa Divina Esencia que ha formado ese eterno todo.
Además, un papá nunca muere, simplemente se esfuma para continuar ayudando a sus hijos, con sus ejemplos y continuar conduciéndolos en su recuerdo con sus enseñanzas.

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