NO OLVIDES QUE...
En este curioso camino del despertar, las escamas que cubren nuestros cuerpos caen y resurgen como hojas de una flor milagrosa dando nueva vida a cada instante. Resurgimos de las cenizas de nuestras experiencias convirtiéndonos en luz del universo.
Y en el más hondo silencio de la noche y de la nada. Donde todo es claro y perfecto, donde dejamos de existir y somos milagrosamente en “DIOS” y “DIOS” es milagrosamente en nosotros.
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